14/2/09

Episodio III: “¿Existe la vida después del zapping?”


( en donde, después de ubicar al lector novato en la trama de esta apasionante saga, tanto éste como el lector veterano podrán inmiscuirse descaradamente en el dormitorio principal de la residencia Pérez Strómboli, olisquear provocativas fragancias falsificadas y de paso enterarse de la suerte corrida por varios personajes que, ay, en el futuro no tan lejano en que se sitúa esta historia, siguen ocupando espacio de prensa)


En el capítulo anterior, la situación quedó así: Carla está en el shopping, tratando de sobrevivir a la vergüenza provocada por la actitud extemporánea de su abuelo, que se ha revelado como uno de los primeros fanas de los Rolling Stones. Cachafaz hace lo que puede para seguir el ritmo. Los hijos mayores no dejan de sopapearse frente al televisor del living. Papá y el menorcito de la familia están viendo “Terminator VIII”, en donde un venerable Arnold Schwarzenegger se vuelve humano gracias a vaya a saber qué chirimbolo hipermolecular y logra envejecer dignamente y rodeado de sus nietos, esto es, haciendo pomada todo a su alrededor, pero ahora en familia. Mamá acaba de terminar de lavar los platos, tarea que sobrelleva como digna matrona que es, a pesar de su adscripción a la new age y a su discurso de corte vagamente feminista.
Cuando entra al dormitorio, le alcanza un golpe de vista para ver que Emanuel se ha quedado dormido y que su marido, control remoto en mano, recorre a velocidad pasmosa los setenta y pico de canales del cable, al que tuvieron que resignarse después de que el precio de la televisión satelital se fue, coherentemente, por las nubes y más allá.
- Pasámelo al nene.
Colgando pacíficamente de los brazos de su madre, Emanuel abre apenas los ojitos.
- Chau Papi.
- Hasta mañana, nanu.
- Eztaba linda la película ¡Me encantan laz deztruczionez!
El padre y la madre se miran y sonríen enternecidos y también orgullosos del amplio vocabulario que el nene ha comenzado a dominar. Después dicen que la televisión no educa.
- ¿Qué hacés? – dice mamá cuando vuelve a la habitación. Si papá levantara la vista del televisor constataría que ella se ha puesto el camisón de seda roja, el de las Grandes Ocasiones. Ni siquiera los efluvios del falso Chanel N° 5 made in Singapur logran que papá desvíe su atención de la pantalla.
- Nada. Zapping. No hay nada.
Zap.
- “...tización de la libra esterlina preocupa al primer minis...”
Zap
- “scientos dieciocho muertos causó la bomb...”
Zap.
- “...de la modelo dijo que no se conocían las causas de su trágic...”
Zap.
-“c’mon, baby, don’t cry: I will kill this son of a b...”
Zap.
- “...aradona es abuelo! Imágenes exclusivas del puerperio de Dalm...”
Zap.
- Este Diego va a terminar por enterrarnos a todos. ¿Cuántas veces se salvó ya?
- Como seis veces. Está muy gordo, pobrecito... – mamá se recuesta en la cama y sacude el largo pelo castaño con sus nuevos reflejos cobrizos y veteados con insinuantes esfumados violetas.
- ¿Te hiciste algo en el pelo? ¿no?
- Ajá.- nuevas sacudidas de melena y más efluvios de Chanel trucho.
- Rubio me gustaba más.
Zap.
-“...usta cómo mi negra mueve la’lolita, la colita /la’ lolita’, la colita / la loli...”
Zap.
- Hace mucho que no me llevás a bailar, pichu...
- ¿Querés bailar como la negrita esa?
Zap.
- “...onostican fuertes vientos y lluvias en la zona central de Méjic...”
- A vos ya no te gusto más – hábil movimiento de mamá para desnudar su hombro derecho.
- ¿Qué decís? Sí que me gustás. Dejame escuchar el pronóstico. – bosteza papá.
- ¿Para qué querés saber si va a llover en Méjico?
- Pichu, en el mundo moderno lo que vale es estar bien informado – rezonga papá con cara de entendido.
- Pero si vos sos contador.
Zap.
-“...Tsedenbal hace un pase corto al N° 9, Punsalmaagiyn Ochirbat, que está solo frente al arco...”
- ¡Mirá, mirá! ¡Están jugando la final Mongolia – Tayikistán! Los chabones se odian a muerte...
-¿Mongolia - qué?
- Dejame ver. No me pierdo ni un partido del fútbol asiático. Esos todavía juegan por la camiseta.
- Pero si en la camiseta dice “Panasonic”
- Bueno, de algo tienen que vivir. Son chinos, no boludos.
-¿Los mongoles son chinos?
- Qué sé yo. En esta casa no se puede ver nada – se enfurruña papá.
Zap
-“...enem acaba consagrarse como nuevo presidente de los argentinos. Las elecciones se...”
Zap.
- Uy. Ganó el que voté yo, pichu.
- ¿A ése votaste? Mirá si sale como el tío.
- ¿Y que tiene de malo el tío? Bueno, tenía. La Chechu estaba divina toda de negro.
- ¿Cómo que qué tenía de malo? Que hizo mierda el país. Eso tenía de malo.
- Y bueno, pichu, yo que sé de política. ¿Te gusta el perfume nuevo? No sabés lo barato que lo pagué en el shopping.
Zap.
- “...ueva lencería erótica de Roxanna Lover, ideal para esa noche tan...”
Zap.
- Che, pichu...-mimosea mamá- y si vemos un rato el canal, ése, el que vos sabés...
- Puerquita.
- Sí. Ji, ji, ji.
- Bueno, pero espera que programo la tele para que se apague sola. ¿Una hora está bien? Con el cansancio que tengo no aguanto despierto ni quince minutos.
- Bueno. Entonces ponele media hora.
- Ta bien. ¿Me planchaste la camisa rosadita?
- Claro, pichu. Para qué soy tu mujercita.
- Sos un amor.
- Vos también, pichulín.
- Besito.
- Otro.
- Salí, que tenés los pies fríos.
- Dejame un poquito.
- Antes de dormirte andá a ver si los chicos se fueron a la cama. Con el televisor prendido se gasta mucha luz.
- Bueno, dale, poné el canal.
Zap.

(Continuará)

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